El primer regalo de Navidad es en formato concierto. Sábado 15 de diciembre en la sala Ochoymedio, llega a Madrid la banda Guadalupe Plata, y como los Reyes Magos son tres.

Vienen desde la lejana Úbeda, Paco Luis Martos (bajo barreño) Pedro de Dios (le bendiga, voz y guitarra) y Carlos Jimena (batería de elegancia cavernaria y talentoso fotógrafo) nos traen a los niños y las niñas un disco que se llama como todos los anteriores «Guadalupe Plata». Con la misma esencia pero nuevo y mejor (como siempre), y con un poco más de sonido a serpientes que hacen la comunión puestas de LSD.

Los hombres con las camisas mejor planchadas del panorama nacional (amiga sagreña esto va por ti) nos dan 12 temas que son uno. Si te pones el disco dejando que suene sin saltar canciones, ni escuchar 20 segundos y cambiar a otra y te lo escuchas así como toda la vida y dejas que la sangre que desprende te inunde (en plan «El Resplandor»), te meterá en una liturgia psicotrópica en evolución demoníaca.

No es porque les considere una de mis bandas favoritas, es porque creo que un directo de Guadalupe Plata es algo que, si puedes, hay que ver para entender que, sin poner etiquetas ni la palabra «fusión» o «ecléctico», estos señores han conseguido hacer algo muy nuevo de algo muy viejo que entra por los oídos y hace vibrar el escenario sin dejar de ser un espectáculo sincero e hipnótico.
Si queréis escucharlo aquí os dejo la playlist.
Si queréis hacerme caso, pasad por su concierto. Entradas aquí.
Si queréis experimentar un placer supremo, haced un viaje con este disco o cualquier otro de estos mozos por una carretera secundaría. Por autopista mola menos.