El flequillo sexy lo inventó Brigitte Bardot. Si alguien tiene conocimiento sobre el tema o discrepa de mi opinión, que me escriba y discutiremos sobre esto durante todo el tiempo que haga falta, que cada vez me gusta más el arte de debatir. En estos tiempos de ambigüedad y sentirnos ofendidos por cosas que ayer no sabíamos ni que existían, enredarme en una conversación y enfrentarme a ideas contrarias de forma sana me parece exótico, nutritivo y emocionante.
Pero estaba hablado de otra de mis rubias favoritas y su flequillo, Brigitte. Antes y después de ella las mujeres lo llevaron, mal llevaron y adaptaron, pero esta parisina hizo que todo tuviese sentido y provocó uno de esos problemas del primer mundo metiendo a la mujer desde entonces en ese dilema existencial: «¿Me corto el flequillo o no me lo corto?».
Y por si fuera poco ahora tienes Pinterest, esa galaxia de imágenes que hacen que pienses que el recolectar fotos de cosas que te gustan hacen que puedas conseguirlas. Si lo pienso esto es muy prehistórico, los hombres del paleolítico pintaban en cuevas y nosotros tenemos aplicaciones. Pues amigas/os es mentira, si quieres un flequillo córtalo porque es la única forma de solucionar esta eterna duda. Mira Marianne, ella sin Pinterest lo hizo y se ligo a Mick. O no y fue por esa belleza de torda que le acompañaba cuando canto por primera vez «As Tears Go Be», canción sobre la que ya hablé en otro post.
La verdad es que la señorita Faithfull también aportó a la democratización del flequillo. Se enfundó el modelo de la Birkin, que por otro lado siempre me pareció muy sin sal, no ella, su flequillo, aunque cautivó a Serge y con eso ya no puedo decir mucho más. Bueno, sí puedo, nada que ver el flequillo de Jane Birkin con el de su hija Lou que en mi opinión es uno de los mejores de la última década.
Terminando este post he decidido cortarme el flequillo, puede que hoy, puede que mañana, pero la decisión está tomada. Siendo consciente de que da igual si después de hacerlo no me parezco a Brigitte, con parecerme a mi misma con un poco de gracia estaré contenta. En cualquier caso siempre estará Deneuve en los 60, pero eso es otra historia.
Si después de leer esto te apetece cortarte esas graciosas e inocentes mechitas que te cambian la cara porque son el marco de la misma, piensa que a una mala en un mes puedes echarlo a un lado y esto si es un valor seguro.
Dedicado a todas aquellas mujeres que un día pensaron en cortarse el flequillo, y lo hicieron.
Querida Mother of Simon,
Sabe usted que soy fiel seguidor de estos posts y fan de su gusto y sensibilidad. Ahora, me parece una afrenta suprema que usted abogue y anime a la mujer a cortarse el flequillo. Sabe usted que el flequillo es una de mis debilidades de la mujer. No hay cosa mas sexy, femenina y elegante que un buen flequillo.
Atentamente,
Uno de sus 3 lectores
Querido, estimado y exclusivo lector,
Toda mujer debería cortarse el flequillo alguna vez en la vida, ya que considero que si el resultado es positivo nos hace venirnos arriba y si el resultado es negativo, tienes que aguantar un mesecito viéndote con aquella mecha en la frente que te desespera, pesa y no sabes que hacer con ella, con lo cual hace que una se empodere, haga más fuerte y en el peor de los casos use una ranita o una de esas horribles cintas elásticas color azul pitufo que deberían enterrarse en el mismo sitio que las crocs .
Atentamente
Mother of Simon
Querida Mother of Simon,
Hablando de Crocs, gracias por mencionar al diablo. Algun dia me gustaria que haga un post sobre el misterio de la fealdad de las crocs y por que la gente las usa y, lo mas inexplicable, paga por ellas.
Atentamente,
Unico y exclusivo lector
Querido Único y exclusivo lector,
Tendré muy en cuenta su propuesta, ya que el caso «Crocs» me inquieta más
que el Triángulo de las Bermudas y considero que es digno de tesis asociado directamente a el porqué de que la cuestión de la falta o no de criterio estético. Párese a pensarlo, las crocs no están unidas a un estrato social concreto, no es como las cintas de pelo de la bandera de Jamaica, las Crocs son un mal que han alcanzado todos y cada uno de los target descriptibles en los públicos consumidores. El cliente de esta marca, de forma natural y viral ha creado un discurso empoderado e indiscutible que se acoge a la comodidad. Desde cuando lo único importante es la comodidad???
Atentamente,
Mother of Simon,
Estimada Señorita Ruano.
Como reciente lector de su blog tengo que reconocer que me resulta muy agradable su estilo narrativo, así como su facilidad argumental para relacionar el flequillo de BB con la comodidad de unas Crocs (que por otro lado no debería subestimar, porque nunca se sabe quien puede esconder unas dentro de su armario).
Muy afectuosamente. Un habitual usuario de zapatos incómodos.
Querido nuevo y exclusivo lector habitual usuario de zapatos incómodos y ocasional tío/cuidador de Simón,
En primer lugar agradecerle sus cálidas y agradables palabras hacia esta mi nueva y reciente ocupación. Saber que hay público que nos sigue y comprende nuestro contenido (hablar en plural es muy de ahora, además Bentura es parte de que esto no parezca el blog de una Loca Errática)
Por otro lado me gustaría tratar el tema de las Crocs, usted mismo lo dice «esconder» uno puede tenerlas pero escondidas, esto no es el caso de las chanclas con calcetines que en el público turista es prácticamente un requisito. Las Crocs se saltan todos los tratados de estética no escritos, ¿usted se imagina a David Friedrich pintando «Caminante ante un mar de niebla» con Crocs? yo no. En cualquier caso tendremos un perfecto día de cocido para discutirlo.
Un seguidor una ilusión.
Atentamente
Mother of Simon
Queridos ambos,
Si por alusiones se refieren a mi como la persona que tiene escondidas unas crocs en su armario, he de alegar primero que fueron un regalo no deseado y, segundo, que estan en el armario por no tirarlas y hacer un feo a quien me las regalo. Ah, y lo peor de todo es que no son croc y son imitacion que, pensandolo bien, no se si es peor o mejor….
Atentamente,
Hasta hace poco, unico lector y exclusivo lector